sábado, julio 17, 2010

VALORES MORALES Y CRISTIANOS


El Valor Moral :


Los valores morales comprenden las virtudes como la prudencia, justicia, fortaleza y templanza, dependen exclusivamente del libre albedrío. Cada sujeto va forjando sus propias virtudes y es responsable de su conducta moral. Estas virtudes nunca se heredan, sino que se adquieren a base de esfuerzo y constancia. Los valores morales están colocados en un nivel más íntimo dentro de la personalidad humana; son superiores a los otros tipos de valores (económicos, noéticos, sociales y religiosos) porque se obtienen a base de mérito, por el funcionamiento del hombre en cuanto a hombre. Los valores morales perfeccionan al hombre de tal modo que lo hacen más humano.
El valor moral, al igual que los otros tipos de valores, también se expresa por una relación. O mejor dicho, es una cualidad contenida en el hombre y en su conducta, y que se relaciona adecuadamente con otro objeto, que desde el punto de vista cristiano es Dios, el cual se toma como punto de referencia.
Como se dijo anteriormente, los valores morales dependen exclusivamente del libre albedrío, los que se conoce también como libertad, esto quiere decir que la libertad es una condición necesaria para que se dé el valor moral por lo tanto no habría Moralidad si no hubiera libertad. No todos los actos libres tienen un valor moral positivo, o sea que la libertad no basta para darle valor moral positivo a un acto. También hay actos libres con valor moral negativo. Es por esto, que la libertad queda como una condición necesaria, pero no suficiente para otorgar valor moral a la conducta humana.
El valor moral tiene dos aspectos :
a. El Aspecto Material : tiene que ver con el hombre y su conducta, una persona actúa bien cuando actúa conforme a las exigencias de su misma naturaleza humana. Un acto es bueno cuando está de acuerdo con la naturaleza de quien lo ejecuta, o sea, cuando guarda relaciones de adecuación con las exigencias de la naturaleza humana. Este es el punto de referencia para valorar la conducta humana. Esa base para valorar al hombre es su misma naturaleza, racional y libre. Cuando actúa libre y racionalmente, de acuerdo con su naturaleza, es cuando actúa con valor moral. La naturaleza racional del hombre es el fundamento de moralidad, o sea, la base para juzgar la moralidad de un acto.
Con todo esto podemos definir que el valor moral, en su aspecto material o contenido, es la adecuación entre un acto y las exigencias de la naturaleza racional y libre del que lo ejecuta.
A partir de esta definición, se pueden hacer infinidad de aplicaciones concretas según la moral cristiana, por ejemplo en los Diez Mandamientos. Matar no es bueno, porque no está de acuerdo con las exigencias más íntimas de la naturaleza humana que tiende siempre a la vida. Robar no es bueno, porque está en desacuerdo con la naturaleza humana, que pide la propiedad para poder subsistir. La mentira es mala, porque está en desacuerdo con la palabra, cuya naturaleza es expresar el pensamiento. En cambio, educar es bueno, porque es lo que exige la naturaleza del niño. Trabajar es bueno, porque está de acuerdo con las exigencias de la vida humana. Respetar a los padres es bueno, porque es lo que pide la naturaleza de las relaciones interpersonales.
b. El Aspecto Formal : Este es lo más importante del valor moral, su formalidad o estructura esencial. Si se quiere una respuesta absolutamente definitivamente respecto a la esencia del valor moral, hay que recurrir a una norma absoluta que nos sirva como patrón o medida completamente universal, necesaria e inmutable, para decidir acerca del valor moral. Y justamente los seres humanos poseemos esa norma absoluta, que es la recta razón. Los que esté de acuerdo con la recta razón, es bueno ; pero además, es absolutamente bueno. Los actos buenos acordes con la naturaleza humana, al estar de acuerdo con la recta razón, adquieren un valor definitivo, absoluto, universal. Esta es la esencia o estructura íntima del valor moral.
Estos dos aspectos (material y formal) antes explicados se pueden sintetizar en una sola expresión, la trascendentalidad de la persona humana, que se entiende como : la realización de una capacidad típica en el hombre, la de trascenderse, la de apuntar a un horizonte fuera de sí mismo, en éste caso, llegar a Dios.
Una persona con auténtico valor moral actúa siempre en función de un ideal valioso. Su conducta no está centrada en sí mismo, en su propia felicidad, sino que busca siempre un horizonte mas amplio, más humano. Generalmente se trata de personas que dedican su vida a un bien propio de la humanidad.
La persona con valor moral es todo lo contrario del sujeto mezquino, egocéntrico, interesado exclusivamente en su propio bienestar y comodidad. El valor moral lanza al hombre fuera de si mismo, en un amor noble, desinteresado y de benevolencia hacia la comunidad, la familia, la Patria y lo más importante hacia Dios.

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